viernes, 11 de septiembre de 2009

Para olvidar I

Cuelgan abalorios desde el techo
El viento en travesía
Susurra conjuros desde el patio
Una paloma
Insiste en su extravío contra la ventana

La tarde pasa sombría
Dibujando círculos en el portón

No llame
No busque ensueños

Hierva flores rojas lávese con ellas
Cúbrase en sábanas blancas

Será cosa de esperar
Que de los nidos canten su alegría los pájaros
Y la lluvia cayendo en carcajadas sobre los techos

Será cosa de olvidar
Que te he perdido en una orilla de mis sueños

jueves, 3 de septiembre de 2009

Wenu Mapu

Mortaja, Gerardo Camargo (México)


Desterrada en arenales

En sueños mi abuela canta

Wenu Mapu, Mapu, Mapu

Dime madre cuánta ruda he de beber,

Dime si el canelo ha sanado la herida

Del pie plasmado en su corteza,

Enséñame de nuevo el canto de la lluvia

El amor ha sido la excusa de mis viajes

En su ausencia,

He llenado de bosques mi lecho.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Sin Título
Desde los nombres
que al retener contemplaba,
la memoria ha olvidado
a los árboles deshojados por el viento.

Dispuestos a los transeúntes
sedientos en su espera,
me adelanto sin levantarme de mi asiento.
Me adelanto, como queriendo abrazarte.

Me despojo del rostro
perpetrado en el reflejo del deseo,
y observo el espacio, vacío, grave ausencia,
interminable espera.

martes, 25 de septiembre de 2007

lunes, 24 de septiembre de 2007

Bar "El Sol"

Rene araos, Bocetos, sep4
Afuera las ventanas cerraron sus pestañas, los locales comerciales bajaron sus rejas y dos policías se pasean conversando por la acera del frente.
En el bar la luz se torna azulina y las chicas que sirven las mesas se toman fotos con los clientes y se sientan en sus piernas.
Al fondo, junto a las paredes de espejos, tres amigos, de esos recién conocidos, se cuentan historias fantásticas y Leonardo Favio canta en el budlitzer ella, ella ya me olvido...
El espejo que esta junto a mi me devuelve una imagen borrosa, ahumada. Nada más hay en este cuento, además de hombres solos o acompañados e igualmente solos, bebiendose los sueños, exagerando sus conquistas, pagando dos monedas por una cumbia que les alegre el corazón.

viernes, 17 de agosto de 2007

Rene Araos, Pabellones


Quien eres tu”, dijo la Oruga. Esta pregunta no era muy prometedora para iniciar una conversación. Un poco avergonzada, Alicia contestó: “Yo…ahora, casi no lo sé, señora. Al menos, sé quién era cuando me levanté esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces.” “¿Qué quieres decir con eso?”, dijo severamente la Oruga. “¡Explícate!”. “Me temo que no puedo explicármelo ni yo misma, señora”, dijo Alicia, “porque, como ve, yo ya no soy yo misma.” “No, no veo”, dijo la Oruga. “ Me temo que no puedo decírselo más claro”, contestó Alicia muy educada, “porque, para empezar, ni yo misma lo entiendo. Y además es bastante confuso cambiar tanto de tamaño el mismo día”. “No, no lo es”, dijo la Oruga. “Bueno, quizá a usted todavía no se le parezca”, dijo Alicia, “pero cuando se convierta en crisálida…, ya sabe usted que ese día llegará…, y después en mariposa, supongo que todo le parecerá un poco raro, ¿no?”. “En absoluto”, contestó la Oruga. “Bien, quizá usted ve las cosas de otra manera”, dijo Alicia. “Lo único que sé es que a mi sí me parece”. “¡A ti!”, dijo la Oruga con desprecio, “y ¿Quién eres tú?”

Lewis Carroll. “Alicia en el país de las maravillas”

miércoles, 15 de agosto de 2007

Rene Araos, Casisien



Las manos atadas,
La boca amordazada,
Vendados los ojos sangrantes,
Tropezando con mil muros.
La libertad robada en ignorancia.
Todo el dolor colgado de las entrañas.
Llévame donde duermen las aves migratorias.
Llévame donde nacen los colores del alba.
El olfato envuelve las palabras anudadas.
¡Desata las palabras!
¡Desata las palabras!